Monday, August 25, 2025

CORAZÓN: DIARIO DE UN NIÑO, de Edmundo De Amicis (la maravilla y el poder de saber leer que nos traen tantos recuerdos)

 

CORAZÓN: DIARIO DE UN NIÑO, de Edmundo De Amicis [*]


(recordando la maravilla y el poder de saber leer que nos traen tantos recuerdos)

© Xiomara J. Pages,

Agosto 25, 2025


Hace muchos años leí este libro: Corazón: 'Diario de un Niño' de Edmundo De Amicis.  Era muy joven, y devoraba cuanto libro pudiera leer (aún hoy sigo leyendo así), desde que aprendí  a   leer en primer grado de enseñanza primaria.  Como he dicho siempre,  se me abrieron las puertas del mundo, y ya perdí la cuenta de cuánto he leído y sigo leyendo en mi vida. 

 

En Mayo, 1988, comencé a anotar los títulos de los  libros que sacaba de la biblioteca, y otros que compraba, a sugerencia de otra persona,  y a fines de diciembre de 1999, en espera del famoso 2000, el Y2K   ¿se acuerdan?  llegué a hacer la lista que me propuse  de 1,000 (mil, sí..MíL libros).    Hice una tertulia a principios del 2000  en mi casa,  donde invité a otros escritores, poetas, periodistas, y editores (Manolo Salvat de la Librería, Ediciones y Distribuidora UNIVERSAL,  el conocido editor de grandes escritores del exilio en Miami y  de otras ciudades, y quien publicó mis primeros 4 libros, asistió a esa reunión),  y otros amigos amantes de la literatura.   A  cada uno de los asistentes, le entregué una copia de esa lista de los MíL  libros leídos  (no de las Mil y Una Noche, sino de casi 12 años de lectura).  Aún me quedan unas copias  de esos listados, que en ocasiones he compartido con algunos que han dudado de mi veracidad.  

 

¿ Se imaginan ustedes cuántos libros, siendo una ávida lectora, habré leído desde que aprendí a hacerlo, en 1956, y antes de mayo de 1988 ?...más de 30  años?...    ¿ Y cuántos otros he leído en papel y en línea, luego de la internet,  después de diciembre de 1999 ?... casi 26  años más?   Ya no  anoto  los títulos, pero a veces  recomiendo lecturas de los que conozco, y  recuerdo  detalles  de libros   leídos y les comparto en mis publicaciones de redes sociales y mi blog de Google.    

 

Si las puertas del mundo se me abrieron al aprender a leer, les puedo asegurar que se abrieron las  del universo de par en par, cuando llegó la internet... En ella  leo  artículos, hago investigaciones, no solo leo libros,  y hasta viajo virtualmente por países, regiones y museos.  Para una estudiante eterna como yo, todo eso es maravilloso... En Cuba me decían polilla o ratón de biblioteca, y cuando tuve  hijos,  me hice secretaria voluntaria de la rama de bibliotecas públicas  de  Grapeland Heights  que nos tocaba en el barrio.   Allí matriculé a mis hijos, y  cuando llegaron al primer  grado y les dijeron de solicitar una tarjeta en la biblioteca pública, ellos dijeron  a sus maestras, que su  madre  ya les había  obtenido una a cada uno. 

 

También cuando nos daban  la lista de libros a leer en la escuela,  para cada grado de ellos, yo  les compraba  los libros, pero a la vez,  yo sacaba los mismos libros  de la biblioteca, y los leía a la  par que ellos los suyos, para poder comentar luego en la sobremesa sobre el tema y los personajes, etc.

 

 Pues bien, mientras comencé a leer CORAZÓN  en estos días, mientras espero el libro de Daína Chaviano:  "La Isla de los Amores Infinitos,"   y  leyendo los pasajes del diario de este  niño italiano  de 9 años, que habla  de sus maestros y experiencias, me detuve a  pensar, a ver  si aún recordaba a mis maestros.   Les diré, aunque  ya  ni  mis padres  ni  mi única hermana  viven  en  este mundo  para confirmarlo....les diré  a   cuáles recuerdo:

Teníamos dos maestras en Kinder, mi hermanita y yo,  que sería como un Pre-K  ó  Kinder después,  y comencé con unos 3 o 4 años...Eran mujeres blancas y bonitas.  Fue  en  la

Escuela # 15  en el barrio de Jacomino (San Miguel del Padrón).  De una de ellas, recuerdo el rostro, pero no el nombre;  la otra se llamaba Adela, y era más alta y gordita,  pero olvidé el  apellido... Le cantábamos un cha-cha-chá de moda: "Me lo dijo Adela" que cantaba la orquesta Aragón en Cuba.

En primer grado también en la Escuela #15, cuya entrada principal era subiendo desde la Calzada de San Miguel del Padrón, con la curva que se convertía en la  Calzada de Beltrán,  era una  loma que subía  como quien iba para la Loma del Zych... la maestra  de ese grado, no me recuerdo el nombre, era muy seria, una mujer blanca de pelo negro corto,  con unas gafas negras, y daba reglazos.  Por suerte a mí nunca me tocó uno, pues siempre me gustó la escuela y fui muy aplicada.  Cuando aquello vivíamos a un costado del Cine Continental en Jacomino.

Luego nos mudamos más abajo de la Calzada de San Miguel del Padrón,   más cerca de la rotonda de la Virgen del Camino,  pero  antes de la clínica La Balear,  y fuimos a la escuela pública ''Félix Varela.'' 

Papi quiso antes  tratar una escuela privada religiosa, donde yo  hice mi primera comunión, se llamaba 'El Redentor" pero solo cursé allí el primer grado,  recuerdo los rostros de las  maestras, mas  no los nombres. Fuí el angelito de un nacimiento de Jesús en Navidad, recuerdo, por ahí andan las fotos.     Papi era trabajador de ómnibus (Ruta 10-11, Jacomino-Vedado), y Mima ama de casa, no  nos podían costear escuelas privadas, pero las públicas de entonces, eran muy buenas, y junto con la educación de hogar con nuestros padres y abuelas, nos  formamos  muy bien.

En segundo grado, ya en la escuela "Félix Varela"  la profesora era una mulata muy bonita,  que se vestía con unos vestidos floreados muy lindos, su nombre era  Obdulia Macum (no sé si lo escribo correctamente).  Me gané un premio escolar ese año.

En tercer grado, recuerdo a la maestra Eulalia, no su apellido; era blanca y  rubia como con rayitos o mechitas en el cabello, y una sonrisa amplia.  Con ella me aprendí de memoria el poema de  "La Serpiente y la Lima"  del escritor español de  ascendencia noble:  Félix María de Samaniego , y que aún recito de memoria con mis 75 años. Jamás lo olvidé. 

Siempre leía mis composiciones escogidas por mis maestros, ó  declamaba  poemas  aprendidos de memoria, en los viernes antes del fin de semana, encima de una tarima, o cantaba junto a mi hermana (El dúo de las Hermanitas Sánchez).  

Me gané el premio escolar en tres cursos de la escuela primaria, llamado  "El Beso de la Patria" en segundo, cuarto y quinto grados.  Te vestían de blanco, y te ponían una banda como a una Miss Universo, que decía esa frase,  y te daban una medalla (en uno de sus viajes  de visita a Cuba, para ver a sus hermanos,  mis padres me trajeron mis medallas que otros primos nos guardaron cuando nos fuimos de Cuba en 1968 junto con tarjetas de notas, incluso).

En cuarto grado,  recuerdo a mi maestra Sofía Muñiz, esa era un poco mayor que las otras, blanca,  de pelo con canas, se vestía muy bonito como casi todas las mujeres en la década de los cincuenta. Ahí también me gané el premio escolar del año, como dije.

En quinto grado, mi maestra se llamaba Gloria Agüero, bonita y   muy dulce, recuerdo perfectamente su  rostro una mujer blanca con pelo color castaño y ondeado largo hasta  los hombros.  En ese curso aprendí  por las  "tres chinitas" amigas,  cuyo  padre era un  bodeguero cantonés en el barrio, sobre la  menarquía  (primera menstruación),  la cual tuve ya luego,  en sexto  grado a  los  12 años.   Ahí también recibí el premio escolar.

Mi maestra de sexto grado, fue Nieves Colás, una mulata un poco más oscura de piel, con marcas  o  baches del  acné.  Era recta y  bien disciplinada y exigía mucho, pero a mí me gustaba su clase,  aprendí mucho con ella.

* * *

Ya luego hice la Secundaria Básica, lo que llaman aquí  Middle School,  en el Barrio Obrero,  llamada,  "Abraham Lincoln"  cerca de San Miguel, donde ya no teníamos un solo maestro en el  aula, sino que los maestros  venían a las aulas... Pero recuerdo algunos como   Rogelio Pérez, un mulatico  bemboncito, muy  bueno de matemáticas,  tan bueno que le compuse unos versos.   Con él  fui a competencias de matemáticas en otros planteles de la ciudad, y fui monitora  como le llamaban entonces, dando algunas clases a mis compañeros, con la supervisión del profesor.

Lo mismo hice en Química, que también me gustó mucho aprender, fui monitora e impartí  clases de química a mis compañeros, con la supervisión de la maestra, que no recuerdo el nombre, pero era muy amable.

Había otro de matemáticas que todos le temían, porque no dejaba que usáramos los dedos para contar, y   era un señor mulato,  musculoso y  fuerte de apellido  Martiato, pero los muchachos le apodaron, Mal Trato.. porque era muy exigente.

 Hubo otros maestros de matemática en los difererentes cursos de cada año de  7, 8, y 9 grados, pero no recuerdo el nombre de todos..

Tuve maestros de física, que me gustaba mucho además, pero no recuerdo bien sus nombres.  

No fui muy buena en deportes, ni educación física, pero me caían bien las profesoras y profesores.

Otra profesora  de biología y anatomía era  Cristina  Fiallo,  una  mulatica  muy  delgadita pero igualmente  amable, a quien yo no me cansaba de hacerle preguntas a  la hora del recreo, y  me decía  ''Xiomarita, vas a tener que casarte con un médico, en el futuro,  pues eres muy curiosa y quieres  saberlo todo.''   De hecho, me casé con un médico, el padre de mis hijos, y trabajé para doctores en la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami.  

Había otro negrito, negrito,  Barsinder...altísimo y delgado, buenísimo, que nos enseñaba Historia:  Antigua, Contemporánea, Moderna, me encantaba esa clase.  Hizo un buen trabajo pues mi amor por la historia se lo debo a él.

Tuve una profesora  que conocía a mis padres desde  jóvenes, Teresita Iglesias, que nos enseñaba español, me encantaba tanto esa clase, para  poder escribir bien,  buena ortografía, gramática,  sintaxis, y aprender de mi maravilloso idioma Español.  Era super blanca y rubia, y recuerdo que la vimos embarazada en la clase durante la venida de sus bebés.    

Ella me prestó una colección de tres libros, llamados  "En el Umbral de la Vida" ( no recuerdo el autor,  eran libros para adolescentes, que te hablaban claro de los cambios de la pubertad y la juventud, y te aconsejaban de tomar decisiones sabias:  el primer tomo era para las niñas, el segundo para los  niños, y el tercero era  para ambos géneros,  para guiarles en las relaciones entre niñas y niños, y te explicaban cambios hormonales, y comportamientos diversos, etc.).  

 Cuando publiqué mi primer libro:  ''Mi Cruz Llena de Rosas: Cartas a Sandra Mi Hija Enferma'' en 1996,  yo le envié una copia a mi profesora Teresita Iglesias, que residía aquí en Hialeah, Florida.  Se lo dediqué con mucho amor, y gratitud pues ella me enseñó muy bien a expresarme tanto verbalmente como al escribir.  Ella me manifestó emocionada su orgullo,  al leer mi dedicatoria,  y  reconociendo mis logros.

 Recuerdo con un cariño muy especial,  a una mulatica  muy  fina, Miguelina De la Nuez.  Cuánto aprendí con ella, primero nos enseñó de biología, pero luego fue nuestra maestra de apreciación musical.  Con ella aprendí a amar la música clásica, nos ponía discos para que identificáramos instrumentos musicales,  piezas de óperas  y de ballets,  nos hablaba de las diferentes voces en el canto,  tocaba el piano tan bonito, me incorporó al coro, pues decía que yo cantaba bien y era muy afinada....Me enseñó incluso  a dirigir coros en la escuela..

* * *

Ya  luego  fuí  al Instituto del Vedado,  lo que aquí  llaman  el  High School,  eran los grados      10,  11,  y  12.   Me  pasan por la mente muchos rostros que recuerdo con cariño, pero uno resalta entre todos....la profesora de Literatura Española, Elda Gils.  Una señora blanca,  un poco mayor, canosa, muy delgada,  con unos dientecitos al frente algo montados, pero con un porte muy aristocrático.

Cuando  preparábamos de nuevo para irnos del país por el  1965  y más, ya que antes nos quedamos en Cuba, en  1961 con las visas  Waivers,  y pasaportes,  al romper relaciones Estados Unidos y Cuba,  ella  se ofreció  a comprarme libros, pagar meriendas, uniformes, lo que fuera, por mis estudios.   Le decía a mis padres que yo era una niña muy inteligente, y quería por eso  ayudarme.... Una católica práctica  [como mi abuela paterna Juana Navarro De la Portilla],  que no tuvo hijos, y una noche  nos invitó a su casa, una mansión bella en Miramar,  para poder hablar más libremente y conocer así  a   mis padres y hermana, ya que en el colegio no se podía hablar, con los comunistas espiando por todas partes.  Ella y su esposo pensaban como nosotros, pero ya habían decidido quedarse hasta que Dios los viniera a buscar.

Me regaló  una estampita del Sagrado Corazón, que perdí en alguna mudanza, y le hice una poesía a ella, y a la Literatura Española, que tanto me cautivó,  nos dio la dirección de familiares en  Miami para cuando saliéramos de Cuba,  que no fue hasta octubre de 1968 luego de enviarnos a trabajar al campo como campos de concentración con trabajos duros.    Cuando llegamos a  Miami en 1968,  nos conectamos con sus familiares.  Por ellos supe cuando ella murió en Cuba.

* * *

Ya después de llegar a Miami en octubre, 1968.....comenzamos mi hermana y yo  a estudiar el High  School  por las noches en el Miami  Senior High.   Los comunistas no nos dejaron  sacar documentos  de nuestra educación;  esta vez lo estudiamos en  inglés, por dos años, pero notamos que veníamos mucho mejor preparadas que lo que enseñan acá en las escuelas.   

Mi padre nos pagó clases privadas de inglés en Cuba con un profesor de Islas Barbados, lo cual les  agradezco a mis progenitores  toda la vida.  Pues llegamos a Miami,  siendo bilingües (español e inglés)  aunque nos tomó un tiempo acostumbrarnos al inglés  del  americano, ya que  Mr. Bailey  nos  había enseñado un inglés británico.

* * *

Luego de escribir todo esto hasta aquí,  recordé que tengo un librito de autógrafos que mis padres  rescataron de Cuba en uno de sus viajes, fue regalo de mi abuelita paterna Juana Navarro De La Portilla, el  día de mis 14  años,  24 de noviembre, de 1963.   


Corrí  a la gaveta donde lo guardo,  y comencé a  hojearlo con cuidado, pues es muy viejito, y de papel maluco.... leyendo  autógrafos de compañeros de secundaria básica,  del Instituto Pre-Universitario  del Vedado, de profesores y de artistas de la CMQ  donde mi madre nos llevaba y pedíamos sus autógrafos...  Ahí encontré lo que escribieron algunos profesores ya mencionados, como Rogelio Pérez de matemáticas en la secundaria,  y otra maestra que no recuerdo de cuál  asignatura, pero  su nombre  vino a mi memoria al leerlo,  Estela Fiol  en el Instituto del Vedado.    Y también el autógrafo de la profesora de Literatura Española, Elda Gils.  Y la profesora de Química, de secundaria  María Rensol, con la cual fui monitora como les dije,  y otras firmas de artistas como Rogelio Leyva,  Enrique Almirante,  Agustín Roque Fuente,  German Pinelli,  Raúl Xiqués,  y otros.

 


¡ Qué bonito es recordar cosas tan importantes, que hicieron de mí, la mujer que hoy soy! 

Ya ven lo que logra leer un libro porque LEER es PODER.

Los padres y los maestros en aquellos tiempos trabajaban juntos por el bien de los hijos y alumnos,  los compañeros de clases, que tanto compartimos y nos ayudamos a estudiar, a  aprender de relaciones humanas.  El amor a la familia, la patria, los valores morales, y la buena educación.   Vivo agradecida pues,  a todos ellos.  Dios los bendiga si viven aún,  dondequiera que estén, y si ya no están en este mundo, que descansen en paz, y siempre mi gratitud mientras yo  viva,  estará presente para todos. ...........Xio


[*]
CORAZÓN: Diario de un niño, de Edmundo de Amicis,  es la historia de un niño italiano llamado
Enrique Bottini, quien escribe un diario sobre su año escolar en Turín. A través de sus escritos, el libro narra las experiencias cotidianas de Enrique con sus compañeros de clase, maestros y familiares, destacando valores como el patriotismo, el sacrificio y la familia, y reflejando las diferencias sociales y las enseñanzas morales de la época.
Cada mes, su maestro les leía un cuento inspirador que Enrique también incluiría en su diario.

ARGUMENTO PRINCIPAL:
Perspectiva infantil:.
La historia se cuenta desde el punto de vista de un niño (Enrique), quien narra sus experiencias y observaciones de la vida escolar y familiar.

Vida escolar en Turín:
El libro detalla el ambiente escolar, las interacciones entre los estudiantes y los retos y alegrías que experimentan a lo largo del año.

Valores y nacionalismo:
Se exalta un fuerte sentimiento de patriotismo, valores familiares, humanos y espirituales, conmoviendo al lector a través de imágenes de sacrificio y bondad.

Cuentos mensuales:
Cada mes, el maestro de la clase les leía un cuento que serviría de enseñanza y reflexión, el cual Enrique también documentaba en su diario.

TEMAS CENTRALES:
Crecimiento emocional:
El diario permite ver el desarrollo emocional de Enrique a medida que enfrenta diversas situaciones y aprende de ellas.

Diferencias sociales:
El texto también refleja las diferencias entre clases sociales, mostrando cómo afectan la vida de los niños en Turín.

Enseñanzas morales:
El libro busca impartir lecciones sobre el comportamiento correcto, la empatía y el deber cívico.

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