DIVINAS PALABRAS.....obra del español Ramón Del Valle Inclán.
[Desde Mi Butaca]
de Xiomara J. Pages
Abril 7, 2023
[Tragicomedia de aldea es una de las obras teatrales más conocidas de Ramón María del Valle-Inclán publicada en 1919, donde el Catolicismo y el Paganismo se enfrenta entre los personajes, se contradicen y a la vez, se unen simultáneamente. Una sucesión de retablos, protagonizados por seres marginados, en los que la avaricia y la lujuria, la violencia y la misoginia, desencadenan la trama:La pugna entre Marica del Reino y Mari-Gaila por la posesión de un enano lisiado que arrastran por ferias y romerías, y el adulterio de esta última con un tipo errante.]
Divinas Palabras , o Tragicomedia de aldea , es una de las obras teatrales más conocidas de Ramón María del Valle-Inclán, publicada en 1919. La obra tiene situaciones de crueldad pero tratadas en tono de tragicomedia. Lo trágico y lo grotesco, causa risa por momentos y a la vez, horror y asco. Una obra sin lugar a dudas, muy extensa, difícil, para los actores y sobre todo para el director, una combinación de personajes detrimentes y miserables. Con imágenes de muerte, a través de un personaje que la representa, y denota la avaricia y la lujuria, lo grosero en los más detestables de la humanidad. La obra nos sitúa en una población gallega costera Viana de Prior.
Es la obra más conocida de este autor, ya que más veces se ha llevado a escena fuera de España. Un total de 35 montajes en 18 países de Europa, América y Asia, 13 de ellos de habla no hispana.
Pero para conocer más de la obra, se sobran los sitios y artículos en la internet que pueden ir a buscar e informarse.... Yo me limitaré, 'Desde Mi Butaca,' como siempre en mi papel de espectadora, no de crítico de arte, a describirles lo que capté y sentí al ver esta puesta en Havanafama.
La acción gira alrededor de la familia de Pedro Gailo, un sacristán, casado con Mari Gaila, y que tienen juntos una hija, Simoniña. La hermana de Pedro Gailo muere, dejando a su engendro, Laureano o Laureaniño, el Idiota (un enano hidrocéfalo que es expuesto en las ferias por sus familiares para conseguir dinero). Se lo disputan luego de morir la madre, su hermana Marica, y los Gailos, para sacar dinero a costa del pobre engendro. Cuando la esposa del sacristán, Mari-Gaila, se va con su amante Lucero que tiene poderes mágicos y conexiones con el diablo , y descuida al chico, otro grupo de aldeanos emborracha al enano hasta matarle, y de ahí, parten los acontecimientos más dramáticos de la obra que toma 1 hora y 40 minutos, sin intermedio, reducida pues es mucho más extensa. Del Valle-Inclán trato de adelantarse a los tiempos, y crear algo más actualizado de lo medieval, y a la vez, como que de cierto modo, le dió a su obra con plena libertad, algo para pensar, incluso el papel de la mujer española en el nuevo siglo XX, y mostrarnos la realidad, tal vez con crudeza y crueldad de lo que hace la pobreza y la escasez en el ser humano. Aún cuando plantea que el Sacristán es el más educado en cultura, pues conoce Latín, refleja los rasgos de avaricia y lujuria rodeado por esa gente de pueblo, de aldea inculta e indigente.
Lo primero que me impactó al entrar a la sala, fue el escenario y el vestuario, ambos bajo la creación de Juan Roca, que a su vez es el director de la obra. La música y los sonidos del mar, nos dan antes de comenzar la actuación una sensación de paz y relajamiento, hasta que aparecen varios personajes bajo ruidos como de tambores, y con bastones rústicos, rompiendo la tranquilidad, pidiendo limosnas desde el escenario hasta el público.
Las luces y todo el escenario que demuestra un ambiente de mar y de playa, todo decorado a la perfección, y las luces, juegan todos unidos, con los sonidos y el eco de los personajes que piden y manifiestan palabras repetidas. El maquillaje que hacía casi imposible reconocer quiénes eran los actores. Una obra con 14 actores haciendo 25 personajes, es un trabajo titánico, que nos indicaba la buena dirección de Juan Roca (no en balde, al finalizar la puesta lo recibimos en el foyer, con un aplauso espontáneo y efusivo).
Cada viñeta o "retablo" muy bien representados, nos iba explicando la trama. Al principio resultaban un poco tediosa o pesada, pero eran necesarias para entender el todo de la obra. Hay mucho que requiere de nuestra imaginación y sentimientos [Yo, por ejemplo, en mi vida personal, recordé a mi hija discapacitada, y pensé en tantas madres que tienen un hijo con algún padecer, pero en la obra se utiliza al hijo para un fin egoísta, y a la vez, no puedes juzgar ni condenar, pues les rodea una pobreza máxima entre seres marginados]. Hay lujuria, pobreza, vulgaridad, deseos carnales, adulterio, asesinato, sangre, desnudez, etc. todo un engranaje de comportamientos humanos bajo la presión de una vida miserable. Valle-Inclán apuesta por deformar la realidad, algo que él mismo llamó técnica del "esperpento, " y enfatiza los elementos más grotescos , oscuros, y maliciosos en los personajes y sus situaciones, incluso lo absurdo y caricaturesco.
Por qué le llaman Divinas Palabras, pues porque a pesar de todo, al final, se perdona y se repiten versículos bíblicos. El final fue algo tan inesperado, que ya verán, y de una forma muy clásica y elegante cuando en Miami se acostumbra a lo chabacano y de mal gusto en ciertas puestas. No les cuento, para que los que vayan a verla se lleven la misma impresión que yo.
Yo fui con expectativas, pero las superaron para mí. Felicito como dije antes a Juan Roca (Director, Escenografía, Vestuario, Luces, Sonidos, a David Ponce (Adaptación junto con Juan Roca y actuación), a Daniel Fernández (por su actuación y trabajo en hacer la obra más comprensible en el español actual), a Adela Prado (Maquillaje, que logró increíbles personajes irreconocibles para muchos de nosotros en el público junto con el vestuario de Juan Roca).
Aplaudo aún desde mi corazón, a todos los actores, todos, Rei Prado, Alicita Lora, Adelaida Rivero, Karina Domínguez, Edín Gutierrez, Luis Hernández, Jorge Ovies,Christian Ocón, en especial a Verónica Abruza y Alejandro Gil, y muy requete especialmente a la principal protagonista Dairín Valdés en su papel de Mari-Gaila.
Así mismo a todos los que hicieron posible este teatro de altura, una producción en grande, a pesar de los recursos limitados con que contamos, y con la cooperación de Luis Chongo (Coreografía de Artes Marciales, que me hizo recordar cuando asistió en la obra de mi amiga Teresa Cifuentes, El Rastrero); Carlos Rafael Silva (Director Coral); Angel García (Coreografía); Roque Ayora Ascencio ( Diseño de afiche), y a los fotógrafos que aportaron fotos impresionantes que nos hicieron desear ir a verla.
Quiero y deseo que vayan a verla, es una versión reducida de la original sin perder su esencia, una adaptación de Juan Roca y David Ponce, con un acercamiento al Español Actual de Daniel Fernández. Está hecha con dedicación y esfuerzo, y eso hay que valorarlo y apoyarlo en un Miami, que sobre todo después de la Pandemia, sufrió mucho en el campo del arte. Aprendamos a promocionar y patrocinar a los artistas del patio, que con amor a sus oficios, nos dan mucho más por el precio que reciben.
Para informarse más de esta obra de Valle-Inclán visiten este sitio en Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Divinas_palabras
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