Thursday, November 17, 2022

ME DESPERTÓ UN RECUERDO.

ME  DESPERTÓ  UN  RECUERDO.  

Xiomara J. Pages           

                                 

Nov. 9, 2022

 

No eran aún las 8 de la mañana y desperté de un sueño en el cual  hablaba con  una persona que  quise mucho.   Era un amigo  dermatólogo.  Ambos trabajamos en oficinas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami,  él en el departamento de dermatología, y yo en la oficina del Associate Dean for Medical Education, con Dr. Bernard J  Fogel, EPD, y  también estudiaba psicología y arte, en esa misma universidad  por las noches.

 

 

El Dr. Roberto Acle, mi amigo, era divorciado y tenía una niña, Ana,  si mal no recuerdo era su nombre,  y creo  trabajó  de adulta luego, para el Miami Herald.   Coincidencias de la vida,  pues yo estudié  luego con el tiempo Periodismo en la misma universidad.

 

Corría el año 1971,   yo casi cumplía mis 22 años cuando conocí a Roberto.  Era un señor de cejas anchas y copiosas y usaba espejuelos, nos reuníamos a tomar café o  almorzar a veces,  en las cafeterías alrededor del Medical Campus y a veces en el Jackson Memorial Hospital.  Nuestras conversaciones  eran súper  amenas, y él un  hombre muy culto  y amable,  respetuoso y de detalles,  que podía conversar de todos los temas.   Eso me encantaba de él.  Me llevaba como 17 años.

 

Roberto me manifestaba a veces su interés y agrado  por mí, y le hablaba a su madre y hermano de nuestra amistad.   Me consideraba siempre una mujer bonita y decente,  muy sabia para mi edad, me decía,  y que le gustaría  enamorarme  y casarse  conmigo.     En una ocasión su familia visitaba Miami, y nos invitó a mi madre y a mí (pues él sabía que  mi padre solo con chaperona me dejaba salir con un hombre)   a ir con ellos a un hotel de Miami Beach donde se presentaban  Los Chavales de España, pero cortésmente rechacé  la invitación diciendo que tenía otros planes previos.    No quería  aceptar y darle esperanzas de ningún tipo, y menos  presentándome a su familia.   A mi madre,  hija de españoles le hubiese encantado ir, pero comprendió mis razones.  Hoy día las mujeres aprovechan todo de un hombre, sin considerar sus sentimientos, y yo nunca he sido  de jugar con los sentimientos de nadie.

 

En una ocasión,  mientras almorzábamos le hablé de otro amigo, que estudiaba en Centro América y nos escribíamos (con quien luego me casé: el padre de mis tres hijos), y recuerdo su comentario mientras me miraba con tanto amor:  "Quién  fuera  ese  muchacho del que hablas. Se te ilumina la mirada hablando de él."

 

  

Roberto me hablaba de que ya tenía una casa, una carrera, y todo era para mí si yo pudiera aceptarlo y amarlo.  Estaba seguro que yo lo haría muy feliz, y él me apoyaría y ayudaría en todo en la vida para que yo lo fuera.

 

Cuando celebramos mi fiesta en casa por mis 22 años,  invité a  Roberto y bailamos bastante, aunque tuve muchos amigos y pretendientes que también bailaron conmigo.   Fue una noche de fiesta, que no olvido,  gracias a mis padres. 

 

Roberto  siempre me dedicaba los más galantes piropos y yo le aseguraba que solo éramos amigos, pero dentro de mí , ahora pensando  retrospectivamente,  me gustaba mucho Roberto.    Mis padres se daban cuenta de la relación amistosa nuestra,  y   mi madre siendo tan sabia, me recordaba su edad y que era divorciado  con una niña, y yo apenas una joven estudiante.    

 



 Ya para ese entonces,  mantenía correspondencia  durante dos años con el padre de mis hijos, un muchacho que estudiaba medicina en Costa Rica, y con el cual  tuve otros  dos años de noviazgo luego, pero  a través de cartas y visitas de vacaciones en Miami.    Al casarnos fui a vivir a ese país centroamericano  por casi tres años hasta que él terminó  allí su carrera y regresamos a Miami.

 

Dejé de ver al Dr. Acle.  No sé si se casó o tuvo otros hijos, pero la prueba de mis sentimientos,  es que nunca lo olvidé y recuerdo su nombre.   He buscado saber de él  a través del tiempo, y me imagino ya habrá muerto.    Pero en mi sueño de hoy, le contaba las razones por  no aceptarlo, que nunca le dije.   En el momento que  él tomaba mi mano, y se me acercaba para abrazarme,  desperté.

 


Dondequiera que estés Roberto, descansa en paz.  Siempre te recordaré  con mucho cariño y gratitud.

 

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