MIS ANÉCDOTAS CALLEJERAS: Mi amigo Orestes Rodriguez y la UCP
© Xiomara J. Pages,
Noviembre 23,
2024
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Esta mañana de sábado, a las 10 a.m. vino a visitarme mi amigo Orestes Rodríguez, abogado y periodista, ya retirado, como habíamos concertado antes. Vino por dos razones por mi cumpleaños y por navidad, y me trajo una colonia MAJA. que ya saben que me gusta todo lo español, y una postal lindísima, escogida y firmada por él... tan amable y cariñoso, tan clarito con sus 80.COM ?? jajaja. Yo le obsequié mi primer libro que él nunca tuvo, sobre mi hija Sandrita, EPD.
Orestes venía antes a visitar a Sandrita, luego de morir su esposa, en algunas ocasiones, pues vivían cerca. Ya hoy vive más lejos, pero no deja de llamarme y conversamos un rato pues a ambos nos encanta conversar y compartir recuerdos y memorias, y nos mantenemos leyendo y aprendiendo. Hablamos de los libros que leemos y demás.
Cuando Sandra cumplió sus 40, último cumpleaños en Sept. 18, 2020, siempre me río pues para ayudarnos, me trajo paquetes de varios rollos de papel toalla que usábamos mucho con Sandrita, y todavía me quedan, ya casi no mucho, pero hoy se reía cuando le mencionaba cuántos trajo que en 4 años no he tenido que comprar, Jajaja..
Sus nietos fueron alumnos de mi hijo menor Juan Pablo en la escuela de Good Shepherd Catholic Church en Middle School. Y le he ayudado en el pasado a traducir documentos legales para cuestiones de inmigración tanto para él y su esposa, como para sus hijos, entre otras cosas, ya que como traductora y notaria, me dedico a eso.
Lo conocí a Orestes, por allá por el 2007 o 2008, cuando fui miembro de un grupo llamado Unión de Colaboradores de Prensa (UCP) fundado por Darío Miyares, quien en Cuba fue empleado por muchos años de la tienda de la Cuba republicana: ''El Encanto,'' y muy amigo también del artista y periodista Rosendo Rosell. Miembros todos que fuimos del Colegio de Periodistas en el Exilio. Y de ahí, conocí a otras personas con las que aún tenemos comunicación de vez en cuando.
Hoy en día, solo unos cuantos nos reunimos el primer sábado de mes, en el Big Five Club, o en algún otro restaurant, a conversar y almorzar y recordar y opinar, pues todos tenemos diferentes puntos de vista sobre cuestiones sociales, políticas y religiosas, ya que tenemos hasta un sacerdote en el grupo, hablamos de noticias y situaciones, etc. etc.
Otros ya por razones de edad o de enfermedades no pueden venir, o nos han precedido a la casa de Dios Padre. Pero es bonito reunirnos una vez al mes y recordar y compartir, eso da vida y ayuda a envejecer con gracia y paciencia, manteniendo la mente mente sana sobre un cuerpo más o menos funcionable y sano, reconocible, y coherente en la mayoría de los casos. jaja.
Por cierto que mi amigo Orestes Rodriguez, fue compañero de escuela del conocido editor de la Libreria Distribuidora Universal: Juan Manuel Salvat, los cuales publicaron mis primeros 4 libros, y a los que une una gran amistad, y gratitud. Otro día les contaré de esa época de mi vida con los Salvat...
Pero Orestes que es de Sagua La Grande como los Salvat, me contó que a Juan Manuel (el Gordo Salvat, como lo conocen algunos), le dio un bajón de azúcar pues es diabético hace como 30 años y lo llevaron inconciente al Doctor's Hospital de Coral Gables, donde permanece en estado de coma.
En cuanto Orestes se fue, envié un mensaje a su hijo Miguel Salvat, y llamé al hospital para saber de él. Miguel me respondió enseguida y me informa que todos están allí y se toman turnos para no dejarlo solo ni un solo instante, y han pasado muchos amigos, del Directorio al cual perteneció en Cuba, junto con Alberto Müller que también ha estado en el hospital varias veces por el corazón.
Han pasado escritores, periodistas, y muchos otros, pues como le dije a su hijo Miguel, " Es que tu padre, es una ''institución'' en este Miami, y yo siempre quise publicar mis libros con él."
Oremos pues, por su recuperación. Recién Juan Manuel y Marta Salvat cumplieron 64 años de casados. Una familia cristiana católica, de principios muy bellos, y amigos de sus amigos, admirados y queridos.
Recordaba con Miguel, las reuniones en la Librería, las veces que iba a comprar libros, y terminábamos en una tertulia informal rodeados de libros y tomando café o algún vinito como los intelectuales en París a principios del siglo 20 y entre las grandes guerras, en el Café de Flore ó La Palette. Para mí, eso siempre fue mejor que ir a las Ferias del Libro de Miami.
Xio.
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