Reflexión a Solas
(de Xiomara J. Pagés)
Noviembre 16, 2002 .... ( durante el período de mi divorcio)
Aquí estoy sentada, en el piso más alto de un hotel de Miami. Desde este sitio, diviso los altos edificios del Centro de la ciudad, los autos que vienen y van, las autopistas, y algunas áreas verdes que se entrelazan entre el asfalto, el humo y los ruidos . El cielo está gris, las nubes no parecen moverse. Escucho la música de jazz en este lugar, que me llega suave e íntima, invita a bailar, pero yo estoy sola con mis pensamientos y emociones, en un rincón donde el humo de los cigarrillos no me alcance.
¿Qué ha sido mi vida en estos últimos 50 años? En eso pienso como si alguien mucho más grande que la vida esperara mis respuestas. Mi vida ha sido una mezcla, como ha sido la de todos, de risas y de llanto. Risas de alegría y risas de impotencia y comedia. ¡La vida puede ser tan irónica a veces!. Llanto de tristeza y pena, pero a veces, lágrimas de emoción y de amor, o de rabia y frustración.
Ahora sonrío, pues escucho las inconfundibles palabras de Frank Sinatra en "My Way" (A mi Manera) con los acordes musicales, lindo tema de Paul Anka. ¿Acaso viví la vida "a mi manera" o a la manera que otros en mi mundo o las circumstancias, me la hicieron vivir?... ¿o tal vez, escogí o tuve que vivirla así?
¿Qué sucederá en mi vida cuando realice lo que me propuse hacer? ¿Qué será posible? Creo que cuando pueda hacer lo que me he propuesto, me sentiré con fuerzas, con poder y control sobre mi propia vida. Será posible al fin, vivir con paz y libertad, y llegar a alcanzar aún más sueños y metas.
¿Qué acuerdos rotos en el pasado han influenciado sobre mi vida? ¿Qué decisiones tomaré como resultado de estos nuevos acuerdos rotos? Rompí con acuerdos hechos antes de los 18 años cuando salí de Cuba. Quería lograr por fin, ser feliz y amada, realizar cosas que siempre quise hacer; por eso mismo, tomé primeramente la pareja que creí me convenía; le amaba, pero resultó una mala decisión. Mas, yo no quería fracasar, y seguí en esta relación malsana, que cada día me aplastaba más. Me convertí en su sombra, en su cómplice, para dar otra imagen al mundo. Lo hice con la mejor de las intenciones, pensaba en mi familia, en mis hijos, en no defraudar, en no abandonar, en no claudicar. Pero era yo quien sacrificaba el todo de mi ser, por todos los demás.
¿A qué me comprometeré de ahora en adelante, cuando al fin todo se quebró? A pesar de todo, no se ha quebrado del todo mi corazón ni mi espíritu. Pensaré en mí primero, de lo contrario, no seré útil a nadie más. Me comprometo a dejar este pasado atrás, y comenzar a fijar nuevas metas y sueños, alcanzar las alturas que una vez me propuse en esos 18 años. Prepararme aún más, estar atenta a lo que la vida me dá, luchar por lograr lo que me propongo. Tomar los riesgos y los retos, confiar más en mí misma.
Debo recordar el amor del hogar donde nací, y a todas esas personas que a lo largo de mi vida, de un modo u otro, han estado ahí para mí, antes y ahora; y olvidar y perdonar a las que se han alejado, las que se han marchado. Dar gracias a las que me brindan amabilidad, ternura, y paciencia en estos momentos tan difíciles. Esos que me ofrecen dedicación, sonrisas y un oído para escuchar o un hombro para llorar.
Debo mejorar como ser humano, no sólo ir al gimnasio y caminar, comer adecuadamente, sino en lo espiritual, en lo humano, pulirme y ser cada día mejor persona. Tomar este tiempo para recubrirme de amor y de luz, y llenar el corazón de paz, de más sinceridad y de perdón. Pedirle a Dios para todos ellos que me apoyan, una lluvia de bendiciones y desde el "cofrecito" de mi corazón, un diluvio de rosas, de esas que perfuman y embellecen la vida, como lo hace mi "rosita" Sandra (mi hijita enferma), la cual presiento será mi única compañía en este camino por andar.
Me propongo aquí, sola con Dios, llamarles por teléfono, escribir una carta o un correo electrónico a esas personas que han hecho una diferencia en mi vida. Y tanto como me sea posible, dar un abrazo, un beso, y ofrecerles mi apoyo a los que ya están, los que permanecen o encuentre en mi camino.
Sólo así, tendré paz y bien el resto de mis días.
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