A quienes han sufrido un Desengaño en Pareja
de Xiomara J. Pagés
Mayo 29, 2011
Querida amiga,
Sufres hoy el dolor del desengaño y la traición. Te he escuchado y apoyado, y continúo observando cómo se desenvuelven las cosas. Tu dolor me apena y por eso estoy contigo, pero también me hace recordar tiempos pasados, cuando yo lo sufrí; aunque en la vida, todos, a diario sufrimos estas penas en diferentes situaciones, no sólo en parejas. Hoy toca a tu puerta la mentira, la doble moral y la tristeza, y es por eso, que quiero hablarte de mi experiencia.
Yo me enamoré como una colegiala de alguien que al principio creyó amarme, pero en el fondo, sólo buscaba un sustituto de su amor propio, alguien que fuera compañera, amiga, madre, hermana y asistente general de su vida. Yo asumí sin querer, todos los papeles, pues lo amé como nunca he amado, con la inocencia de la jovencita llena de ilusiones que lo espera todo del amor. No creo ya, volver a amar así. Fueron largos años de entrega, de ternura, de detalles, pero en una calle de una sola vía: De mí para él. El creyó, a su modo, mostrarme amor, pero era yo quien siempre estaba pendiente a todas sus necesidades, lo buscaba, lo ayudaba y lo apoyaba; él se acostumbró a recibir.
Cuando una mujer lo da todo (como puede ocurrirle a un hombre), juventud, amor, y entrega completa, es posible que para el egoísta , ella pase desapercibida. Pues más que las humillaciones, el abuso, los insultos y la falta de amor, duelen las indiferencias. Para que una pareja camine con éxito, han de ser dos los que compartan. Una carreta de bueyes no marcha hacia adelante, si los dos animales no caminan juntos. Mientras te confieso mi pasado y muestro mis cicatrices, también te observo y te escucho, querida amiga. Eso es todo lo que puedo ofrecerte junto con mi amistad y mis plegarias; además de mi presencia, para ayudarte a caminar por tus propios senderos y mi respeto por lo que optes hacer.
Yo traje a Dios de Co-piloto a la unión que formé con mi pareja, sin fanatismos ni mojigaterías, como lo traigo a cada experiencia de mi vida, pero aún así, el éxito no puede existir , si ambos no contribuyen al bien común. Yo me siento tranquila en mi interior, pues dí lo máximo de mí, como esposa y madre, amiga y compañera.
Tú eres una mujer de carne y hueso, y a pesar de la fortaleza que creas tener, tienes el corazón herido. Te han lastimado con la mentira y la traición. Necesitas tiempo para analizar, meditar y decidir el próximo paso en tu vida. Las amigas no estamos para criticar, juzgar, ni condenar, y menos cuando hemos cometido también similares errores, aunque hayan sido en una época de juventud, de menos experiencia y madurez. Pero no te apures, sobrepesa y compara los puntos en contra y a favor, antes de tomar decisiones finales, que marcarán tu futura felicidad o infelicidad.
En algunos casos, aún puede que quede algo para salvar la unión, ese no fue mi caso. Cuando la separación llegó, el amor ya se había marchado de mi corazón, y es imposible para una mujer hacer renacer algo que ya está muerto, cuando se dieron tantas oportunidades y por un largo período de tiempo. Uno no ama lo que ha dejado de admirar. Tal vez en ti queden esperanzas para seguir tratando. Si así lo sientes, no dudes en luchar por ello y sigue tus instintos .
Después de la muerte de un ser querido allegado o de la viudez, la separación o divorcio, es una de las situaciones más estresantes y devastadoras, según los expertos. Por lo tanto, lleva tiempo curar la herida, saber lo que en realidad queremos. La prisa nunca será nuestra aliada.
Perdonar es divino, pero cuando la otra parte está arrepentida. Lo importante es llegar a saber, si ese arrepentimiento es sincero, y si no hay ánimos o intenciones de caer otra vez. Pero, a veces, la gente comete el mismo error, por un defecto ya en su personalidad, en su carácter, que le es difícil cambiar, y del cual nosotras no podemos hacernos responsables, ya que no somos las "salvadoras" alimentando en nosotras el complejo de "Super Woman" (Super Mujer) que todo lo puede arreglar y rescatar. Muchas veces, amar significa también dejar ir lo que ya no significa nada en nuestras vidas o puede sernos dañino.
Al vivir una experiencia como ésta, debemos conocer nuestras virtudes y defectos, pero también nuestras limitaciones. Darnos tiempo a conocernos mejor, a saber quiénes somos en realidad y qué queremos de la vida. Es un momento para replantearnos el signifcado de esa vida y mirar hacia el futuro, a pesar de lo triste o negro que pueda parecer el presente.
Tal vez, nuestra pareja pueda estar de nuevo en ese futuro; pero también debemos estar preparadas para saber que puede no estarlo. El tiempo y sólo el tiempo, será nuestro socio y mejor amigo. A pesar de escuchar consejos y sugerencias, hemos de ser nosotras quienes nos conozcamos bien y saber qué podemos o no podemos lograr , qué estamos dispuestas a soportar o a no soportar. Perdonar no es necesariamente, incorporar al agresor a nuestra vida. Lo más seguro y saludable para todos, sería no guardar rencor, ni desear ningún mal. La caridad y el amor, siguen siendo una virtud en la gente de buena voluntad.
Es muy fácil perdonar y amar a los amigos; lo difícil es hacerlo con los enemigos, con los que nos han herido. Pero esto no quiere decir, "borrón y cuenta nueva." Hasta Dios impartió justicia cuando era menester aplicarla. Y el agresor, el pecador, debe pagar por su transgresión, por mucha pena que nos inspire. Todos pagamos un precio por nuestros actos y decisiones.
Cuando una mujer ha sido traicionada y luego queda sola, debe desaprender muchas cosas para luego aprender otras mucho más útiles. Protegerse de un nuevo engaño, ser más cautelosa y menos confiada, no quiere decir que ha dejado de amar, o lo que es peor, que ha dejado de amarse a sí misma. Es sólo eso, ser más prudente y menos precipitada para evitar un error mayor o similar. Es estar alerta y ser prudente.
Tampoco significa cerrarse a un nuevo amor, o renunciar a una linda compañía de pareja, si Dios nos proporciona una nueva oportunidad. Pero ¡cuidado!, hay mujeres que creen amarse a sí mismas, cuando en realidad siguen siendo co-dependientes y no saben estar solas. La soledad no significa que una no se ame o que no esté dispuesta a seguir dando amor. Al contrario, porque se ha amado mucho, el corazón se queda con los más lindos recuerdos y experiencias, y esas nos alimentan. No siempre se regala amor a un hombre, a una pareja, hay muchos amores en nuestras vidas para dar y compartir: los hijos, los nietos, las amistades y familiares que nos valoren en realidad.
Es preferible la soledad , que permite conocernos mejor a nosotros mismos, que una mala compañia que nos roba toda la energía que a cambio podemos compartir con el mundo, en muchas otras empresas y proyectos mucho más grandes y significativos. Además podemos continuar amando a hijos y nietos, y realizar y lograr todo aquéllo que nunca antes tuvimos tiempo de hacer, debido a nuestras múltiples ocupaciones. Por ejemplo, sacerdotes, monjas y ministros religiosos son criticados de una forma generalizada, por causa del mal proceder de algunos, pero los hay completamente entregados a una vida de amor y de servicio al prójimo, sin tener una pareja. Y conozco a muchas otras personas entregadas a una digna causa para eliminar una terrible enfermedad , o ayudando en proyectos, de interés y ayuda social.
Recordemos que cuando una mujer, además de las humillaciones y la falta de amor, ha sufrido violencia doméstica, y serios abusos verbales y/o físicos, no es posible un regreso a la relación. Cuando un hombre ha gastado el dinero de la familia en juego y prostitución dejando a sus hijos y esposa, desamparados; o cuando se lo ha bebido o gastado en adicciones, es mucho más difícil olvidar y volver a empezar. Por ello, cuando aconsejemos a otras, debemos tener en cuenta cada situación , y es por eso que no podemos generalizar. También se sufre con una persona que no es estable mental o emocionalmente, o es un egoísta patológico. En todos estos casos mencionados, es una mujer que se ama poco, la que regresa a repetir el maltrato y la humillación. Nada de esto quiere decir, que cerremos la puerta al amor, o que vayamos por ahí pregonando frases absurdas como aquéllas de que "todos los hombres son unos sinverguenzas", o "todas las mujeres son unas perversas."
Un hombre o una mujer puede fallar de muchas formas, no sólo por traición, adulterio o engaño. También se puede difamar y calumniar, herir y lastimar, física y verbalmente, y todo cuanto se pueda concebir entre dos amantes. Sólo ellos dos, pueden saber y reconocer si hay esperanzas de rescatar el amor de pareja, sin interferencia de terceras personas (a no ser, contando tal vez, con un consejero matrimonial que sea lo suficientemente profesional y objetivo), y poniendo ambos un gran esfuerzo y preguntándose cada uno, si aún queda amor de ambas partes.
Es por eso, amiga, que siempre debemos ofrecer nuestro oído y nuestra amistad a los que así sufren, sin olvidar aquel viejo adagio o refrán, "entre marido y mujer, nadie se debe meter."... Sólo ellos dos, en una pareja, fabricarán su Cielo o su Infierno.
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