Tuesday, August 23, 2011
Faranduleando con Maria Argelia 22 al 28 de Agosto de 2011
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Friday, August 19, 2011
Reflexión a Solas
Reflexión a Solas
(de Xiomara J. Pagés)
Noviembre 16, 2002 .... ( durante el período de mi divorcio)
Aquí estoy sentada, en el piso más alto de un hotel de Miami. Desde este sitio, diviso los altos edificios del Centro de la ciudad, los autos que vienen y van, las autopistas, y algunas áreas verdes que se entrelazan entre el asfalto, el humo y los ruidos . El cielo está gris, las nubes no parecen moverse. Escucho la música de jazz en este lugar, que me llega suave e íntima, invita a bailar, pero yo estoy sola con mis pensamientos y emociones, en un rincón donde el humo de los cigarrillos no me alcance.
¿Qué ha sido mi vida en estos últimos 50 años? En eso pienso como si alguien mucho más grande que la vida esperara mis respuestas. Mi vida ha sido una mezcla, como ha sido la de todos, de risas y de llanto. Risas de alegría y risas de impotencia y comedia. ¡La vida puede ser tan irónica a veces!. Llanto de tristeza y pena, pero a veces, lágrimas de emoción y de amor, o de rabia y frustración.
Ahora sonrío, pues escucho las inconfundibles palabras de Frank Sinatra en "My Way" (A mi Manera) con los acordes musicales, lindo tema de Paul Anka. ¿Acaso viví la vida "a mi manera" o a la manera que otros en mi mundo o las circumstancias, me la hicieron vivir?... ¿o tal vez, escogí o tuve que vivirla así?
¿Qué sucederá en mi vida cuando realice lo que me propuse hacer? ¿Qué será posible? Creo que cuando pueda hacer lo que me he propuesto, me sentiré con fuerzas, con poder y control sobre mi propia vida. Será posible al fin, vivir con paz y libertad, y llegar a alcanzar aún más sueños y metas.
¿Qué acuerdos rotos en el pasado han influenciado sobre mi vida? ¿Qué decisiones tomaré como resultado de estos nuevos acuerdos rotos? Rompí con acuerdos hechos antes de los 18 años cuando salí de Cuba. Quería lograr por fin, ser feliz y amada, realizar cosas que siempre quise hacer; por eso mismo, tomé primeramente la pareja que creí me convenía; le amaba, pero resultó una mala decisión. Mas, yo no quería fracasar, y seguí en esta relación malsana, que cada día me aplastaba más. Me convertí en su sombra, en su cómplice, para dar otra imagen al mundo. Lo hice con la mejor de las intenciones, pensaba en mi familia, en mis hijos, en no defraudar, en no abandonar, en no claudicar. Pero era yo quien sacrificaba el todo de mi ser, por todos los demás.
¿A qué me comprometeré de ahora en adelante, cuando al fin todo se quebró? A pesar de todo, no se ha quebrado del todo mi corazón ni mi espíritu. Pensaré en mí primero, de lo contrario, no seré útil a nadie más. Me comprometo a dejar este pasado atrás, y comenzar a fijar nuevas metas y sueños, alcanzar las alturas que una vez me propuse en esos 18 años. Prepararme aún más, estar atenta a lo que la vida me dá, luchar por lograr lo que me propongo. Tomar los riesgos y los retos, confiar más en mí misma.
Debo recordar el amor del hogar donde nací, y a todas esas personas que a lo largo de mi vida, de un modo u otro, han estado ahí para mí, antes y ahora; y olvidar y perdonar a las que se han alejado, las que se han marchado. Dar gracias a las que me brindan amabilidad, ternura, y paciencia en estos momentos tan difíciles. Esos que me ofrecen dedicación, sonrisas y un oído para escuchar o un hombro para llorar.
Debo mejorar como ser humano, no sólo ir al gimnasio y caminar, comer adecuadamente, sino en lo espiritual, en lo humano, pulirme y ser cada día mejor persona. Tomar este tiempo para recubrirme de amor y de luz, y llenar el corazón de paz, de más sinceridad y de perdón. Pedirle a Dios para todos ellos que me apoyan, una lluvia de bendiciones y desde el "cofrecito" de mi corazón, un diluvio de rosas, de esas que perfuman y embellecen la vida, como lo hace mi "rosita" Sandra (mi hijita enferma), la cual presiento será mi única compañía en este camino por andar.
Me propongo aquí, sola con Dios, llamarles por teléfono, escribir una carta o un correo electrónico a esas personas que han hecho una diferencia en mi vida. Y tanto como me sea posible, dar un abrazo, un beso, y ofrecerles mi apoyo a los que ya están, los que permanecen o encuentre en mi camino.
Sólo así, tendré paz y bien el resto de mis días.
Martes 13: Un día agradable de mi vida agitada
Martes 13: Un día agradable de mi vida agitada
Abril 23, 2010
Xiomara J. Pages (*)
Siempre escuché que el martes 13, era un día fatídico, o al menos la superstición hacía decir... "ni te cases, ni te embarques...” Hoy día, ya no estoy casada, ya llevo de soltera casi una década, y ¿embarcada?… lo estoy desde que era una adolescente y tomé un avión con mi familia para salir de Cuba hacia el extranjero.
Luego viví dentro de un matrimonio dotado con muchas dificultades; me nació una hija enferma que ha estado postrada en una cama por casi 30 años. De ahí que el martes 13, no implica mucha diferencia para mí. Los católicos lo ven como el Día de la Virgen María, pues fue precisamente en un 13 de mayo que ella hizo la primera de varias apariciones en Cova da Iria, Fátima, Portugal; tal como lo ha hecho también en otros lugares del planeta. Así mismo, y en otras culturas, es un día de buena suerte, y no de mal presagio.
Pero éste martes 13, en particular, me sucedieron algunas cosas harto interesantes. Amanecí temprano pues debía llevar a mi hija, en su transporte especial, a visitar a uno de sus médicos. De ida y de regreso, nos asignaron dos choferes diferentes. El que nos llevó a la clínica en la mañana, era joven, simpático y recién llegado de Cuba, y noté su peculiar buena educación; me identifiqué con él, ya que ambos vinimos de una misma tierra que nos vió nacer, y me maravilla ese surrealismo, lo diferente que ha sido cada nuevo éxodo de nuestra islita.
El otro nos devolvió a casa en la tarde, contándome los serios problemas que confronta con su hijo autista para poder incluirlo, debidamente, en el sistema escolar ; por razones obvias, le brindé mi apoyo y le dí mi tarjeta profesional. Nuestras conversaciones, la de ellos y las mías, fueron comunes y sencillas, pero cargadas de enseñanza para la vida diaria.
El doctor no pudo ser más amable con mi hijita; le hicieron todas las pruebas necesarias, y tuve la ayuda de su terapista que la visita en casa, una señora excepcional, que esta vez se reunió con nosotras en la propia oficina del médico. Regresamos a casa ya entrada la tarde, y me moría del hambre, así que me fui directamente a la cocina para preparar algo de comer. Justo en ese instante, me llamó una amiga peruana invitándome a almorzar, y que me esperaría en el restaurante que yo le había sugerido. Fue un encuentro delicioso, pues hacía ya algún tiempo no podíamos vernos, aunque sí nos hemos comunicado por teléfono e Internet en ocasiones.
Mas, cuando conducía mi auto para ir a su encuentro, observé a un señor joven corriendo agitado por la acera para llegar a la parada del autobús y adelantarse al mismo, que ya se aproximaba, y que venía justamente detrás de mí. Al darme cuenta, aminore la velocidad del auto, para controlar, y así retrasar un poco la llegada de la guagua (autobús); y así darle tiempo a ese soldado con gorra que corría y sudaba su uniforme, con el ejercicio y el peso de su mochila, a poder llegar al sitio donde podría montar al autobús.
Cuando pasé a su lado, bajé la ventanilla, y le saludé gritándole un GRACIAS a todo pulmón... por luchar y defender la libertad. El comprendió mi ayuda, y me la agradeció con una sonrisa amplia y sincera, y una frase en mal español: “Gracia' Siñora, yo poquito Spanish.” Pensé que él estaría de descanso unos días, para después volver a la guerra en el Medio Oriente. Me entró de pronto un frío; quizás fuera ésta la última mirada o sonrisa que yo viera de aquel soldado. Lo bendije ya en silencio, y pedí a Dios que lo acompañara, mientras él montaba al autobús y ambos agitábamos una mano diciéndonos adiós.
No le comenté nada de esto a mi amiga, mas cuando salíamos del restaurante, me llamó otra amiga cubana, a quien no veía hacia ya un tiempo, también para invitarme a almorzar. Le dije dónde y con quién estaba, ya que todas nos conocemos, y le propuse que no fuese ella a ningún restaurante sino que nos encontráramos en mi casa, ya que yo tenía comida y le prepararía algo rico; y aunque yo ya había almorzado, la acompañaría con una copa de vino. Así fue, y conversamos como dos horas entre spaghetti , vino, risas, reflexiones y sentimientos de amistad. En ese momento, me llamó otro querido amigo para conversar, pero le sugerí llamarnos otro día, pues hoy estaba disfrutando de mi amiga en casa. El lo comprendió, y me felicitó por mi suerte de tener una amiga a mano. En realidad, es un privilegio, tener tan buenos amigos.
En la noche ya sola, recogiendo y arreglando la casa, pensé que el día había sido lindo a pesar de todo. Me dí cuenta que la superstición no existe cuando se tiene tanto Amor y tanto de Dios por dentro; y que cada día puede ser un día especial, un “Día de Dios"…, y si Dios está conmigo, ¿quien contra mí?"
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