SANDRA PAGÉS
Sandra
es hija de Xiomara Pagés, escritora, periodista, motivadora y promotora
cultural cubana, residente en Miami. El 18 de septiembre de 2008, Sandra
cumplió 28 años. Padece del Síndrome de RETT, una grave patología neurológica
congénita que afecta casi exclusivamente a sujetos de sexo femenino y se
manifiesta con retraso mental y múltiples discapacidades progresivas. Sandra
no puede hablar, pero logra expresarse a través de su poderosa mirada. En
esta entrevista, Xiomara intenta responder las preguntas que le planteo a
Sandra, interpretando lo que su hija le ha trasmitido desde siempre con sus
ojos.
Extraños
caninos tiene el Señor
Entrevista de Frank Otero Luque
Escritor, poeta y fotógrafo peruano, 2008
—
¿Te
asustan las convulsiones y los ataques de epilepsia?
—
Sí,
porque se me entrecorta la respiración y siento que podría morir. No me
asusta la muerte misma sino el proceso.
—
¿Sufres?
—
Por
las limitaciones que me impone este cuerpo. Hay gente que quisiera volar. Yo
me conformaría con poder cambiar de posición sin la ayuda de nadie.
—
¿Gozas?
—
¡Cómo
no gozar con la música, los colores y la alegría que la gente que me ama trae
y atrae hacia mí! ¡Cómo no gozar de la brisa rozándome el rostro y de los
rayos del sol!
—
¿En
qué piensas cuando lloras o cuando ríes?
—
Lloro
por la impotencia de expresarme con palabras y río por las cosas simples que
me hacen feliz. También sonrío -quizás irónicamente- por la vanidad de
algunas personas y por la forma cómo se complican la vida por nimiedades.
—
¿Puedes
sentir el cariño de los seres que te rodean?
—
¡Por
supuesto! Reconozco perfectamente quién me quiere y quién me rechaza, aunque
no lo aparente Hay gente que adora mi mirada, pero a otros los taladra. En
ocasiones, siento que mi mirada les hacer recordar sus propias penas y
miserias.
—
¿Qué
es lo que más te hubiese gustado hacer en la vida?
—
Poder
decir con palabras: “Mamá: ¡Cuánto te amo!”.
—
¿Eres
celosa?
—
Soy
celosa del tiempo que no me dedican algunas personas que extraño.
—
¿Cuáles
son las comidas y bebidas que más te gustan?
—
Disfruto
cada bocado que como y cada sorbo que bebo.
—
Un
color...
—
Me
atraen el amarillo y el rojo. En ese orden.
—
Una
pintura
— No
he visto muchas, pero me llama la atención un cuadro al óleo que me hizo
Carmen Galigarcía cuando cumplí 15 años.
—
Una
textura....
—
Las
plumas. Y las manos de mi madre.
—
Un
aroma...
—
Duermo
mejor cuando mi almohada y mi cama huelen a lavanda.
—
Una
pieza musical…
—
Twinkle,
twinkle, Little Star. ¡Ah!
También Hush, Little Baby,
—
Un
poema….
—
Sin
titubear: Los Zapaticos de Rosa, de José Martí.
—
Un
cuento infantil...
—
Aparte
de “Beauty and the Beast” (La Bella y la Bestia), me encanta
“Tito, el conejo de la oreja verde”, de las serie “Todos somos
importantes”, de Bárbara Rosales. Trata sobre un conejito con una
orejita verde y que nadie lo quería porque era diferente.
—
Un
juego...
—
Uno
que me hace cosquillas: “Si vas de carnicería, no me traigas carne de aquí,
ni de aquí, ni de aquí…”, dice mamá a medida que va marcando su dedo en mi
brazo, hasta que salta a la axila -“Sólo de aquí”- y exploto en risa.
—
Una
mascota...
— Aparte de Cleo, mi gatita, tengo dos
perritos: Rocky, un chihuahua, y Gigi, una Schnauzer, que
ladran para avisar cuando no me siento bien.
—
Una
oración...
—
La
de San Luis Beltrán. Es costumbre en Cuba leérsela a los niños cuando están
enfermos.
—
¿Cuál
crees que sea tu misión en el mundo?
—
Hacer
que las personas reflexionen sobre la necesidad de aceptar y de amar, a pesar
de las diferencias. En resumen, dar a conocer a Dios.
—
¿Por
qué tú?
—
¿Por
qué yo no?
—
¿Cómo
puede Dios permitir una situación así?
—
Extraños
caminos
tiene el Señor. ¿Sabes cuánta gente se ha unido en mi nombre y en el
nombre de personas como yo? ¿Sabes cuántos se han encontrado a sí
mismos al confrontarse conmigo y con mi condición?
—
¿Ha
perdido tu madre alguna vez la fe?
—
Ha
llegado a flaquear, como todo ser humano. Pero Dios siempre premia su inmenso
amor y la ayuda a levantarse para seguir adelante.
—
¿Cuánto
tiempo más deseas seguir viviendo?
—
Estoy
lista para partir en cualquier momento. Me siento muy fatigada. Asimismo,
quisiera que mi madre descansara, que no tuviese que entregar toda su vida
para cuidarme. Sin embargo, sé que ella me necesita. Debe ser por eso
que Dios prefiere que todavía siga a su lado.
—
¿Qué
sucederá contigo cuando mueras?
—
Se
intensificará mi relación con Dios.
—
¿Dónde
radica el mérito de no pecar, si no puedes, si no tienes libre albedrío para
hacerlo, ni siquiera con el pensamiento?
—
No
tengo una respuesta para todo. La vida es un misterio.
—
¿Y
cuál es el mérito de tu mamá, si la vida o Dios le impusieron el
tenerte, así enferma, y no le queda otra opción sino cuidarte?
—
Te
equivocas. Ella hubiese podido internarme en una institución y dejarme al
cuidado de especialistas, lo que le hubiese permitido realizar un sin fin de
actividades de desarrollo personal y esparcimiento. Pero prefirió tenerme
en casa. Afortunadamente, cuenta con la ayuda de mis terapistas y nanas, pero
creo que hubiese hecho lo mismo de haber estado completamente sola.
—
¿Que
pasaría si tu mamá llegara a faltarte?
—
Dios
proveería. Y mamá cuidaría de mí desde dondequiera que se hallara, de la misma
forma como yo lo haría con ella.
—
¿Crees
que algunas de las personas que te aman sentirán un alivio cuando partas?
—
Algunas
sí. En el caso específico de mi madre, no será así al principio. He
sido su cruz pero, a la vez, su motor durante casi tres décadas. Sería muy
difícil romper este vínculo de la noche a la mañana. Sin embargo, con el paso
del tiempo, descansaríamos las dos.
—
Me
pregunto si no será un eufemismo de tu madre cuando afirma que eres su “cruz
llena de rosas”; si no será la manera en que ella necesita verte para
enmascarar y sublimizar la dura realidad.
—
Pocas
personas de espíritu elevado, como ella, pueden entenderme como una bendición
y no como un castigo. El verdadero amor es incondicional, eterno y sin
límites. Por eso mamá me ama como SOY.
—
¿Dónde
está Dios?
—
Contigo
y conmigo. Dime dónde no está.
—
¿Con
qué sueñas?
—
Con
ángeles y con las cosas lindas que los seres que me aman han traído a mi
vida.
—
¿Eres
un ángel?
—
Mírame
a los ojos y, callado, escucha lo que te dice tu corazón.
28
de julio de 2008
BALANDRA HACIA DIOS
Tus manos / inquietas,
tus ojos / negros / penetrantes,
desafiantes,
que no se fijan en un punto
sino en todos;
me obligan a pensar en Dios
y sus extraños modos.
Cumplirás veintiocho años…
Me obligas a dudar
dónde está ese Dios
que intentas atrapar
entre los dedos.
¿Dónde se esconde?
¿En qué lugar,
en qué remanso
que tus ojos sin descanso
no logran divisar?
Falsos credos:
¿Dónde está su Plan Divino?
¿Será que,
por puro placer,
nos tuerce el destino
con crueles enredos?
Sacrificada inocencia.
Justificadas rabietas
ante la impotencia.
Mas, de pronto
(y no es un subterfugio),
no tras lenta / ni profunda reflexión,
sino / por una revelación
canta claro la calandra:
Me doy cuenta /
que no hacen falta reintegros,
que la justicia está pareja,
y que no es necesario /
buscar a Dios.
Porque Sandra:
son tus ojos y tus manos / la balandra:
En el refugio diario
de tus manos inquietas;
en el espejo / de tus ojos negros
Él palpita,
Él habita
y se refleja.
Frank Otero Luque
|
Friday, April 25, 2014
'Extraños caninos tiene el Señor' Entrevista a Sandra.....de Frank Otero Luque
Subscribe to:
Posts (Atom)