Sunday, July 1, 2012

Dime, Hijo, ¿Qué recuerdas? de Xiomara J. Pages


Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?
de Xiomara J. Pages
Junio  30, 2012

Soñé anoche con mi padre (ya difunto).  Yo baldeaba un portal,  tiraba agua y restregaba con la escoba.  Mi padre estaba allí, sentado en una silla  mirándome, cuando de pronto me dijo,
  -¿Por qué ya no nos recuerdan?... Por qué  ya no hablan de nosotros ...?-
Sin dejar de mover la escoba, le respondí...   -Siempre me acuerdo y hablo de ustedes.  Vivo con todas sus enseñanzas.  No sabes cuánto los echo de menos,  sobre todo en estos tiempos tan difíciles. -     
-Pero  ya  la familia no es igual-   ripostó  mi padre. 
-Es otra generación, papá, no es como las nuestras, viven  su vida,  es mucho más duro ahora vivir, lo tienen todo pero les cuesta vivir, hay poco tiempo.  No los culpes,  deben  poner prioridades,  y  los  que vamos  envejeciendo  dejamos de ser lo más importante para ellos.  Muchas veces no tienen tiempo de escucharnos.-   le reclamé.      
-No importa, dícelo a tus hijos, dícelo a todos, escríbeles.-   agregó.
- Y qué he de decirles,  Papá ...? -  pregunté.
 -Escríbeles, pregúntales,  '¿Dime, Hijo, qué  recuerdas?'-  finalizó.

                                                                        *******
Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?

Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?    Yo recuerdo cuando naciste. Eras tan vulnerable y  tu piel tan suave, dependías de mí  para todo.  Recuerdo el primer beso que te dí  al salir del salón de operaciones, era como besar el pétalo de una rosa.  El llanto por hambre, por estar mojadito, por querer dormirte y no poder.  ¡Qué  gran regalo fue ser tu  madre!  No importa si fuiste el primero, el segundo o el tercero;  si  naciste  enfermo y  lo seguiste siendo,  o si por el contrario,  te convertiste  en un hombre grande y fuerte, independiente.  Por  cada  hijo,  se siente orgullosa  una madre, y da la vida por ellos.

Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?    aquellas  nanas que te cantaba en el sillón que abuelita me regaló,  aprendidas en mi barrio, en mi pueblo,  y mi cultura;  las canciones de cuna  en varios idiomas,  mientras te mecía,  y que tanto te gustaron y calmaron;  los abrazos y besos,  cada día  al despertar y  al acostarte, arropadito, confiado en mis cuidados,  y en este mi amor, que fue y  siempre  será   incondicional, no importan los sacrificios y los desvelos.   

Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?    los creyones para colorear, los juegos de mesa, aquellas  conversaciones en las que compartíamos aprendizaje, números y letras, sentimientos y sueños;  los videos y películas, quejas, sugerencias y amor;   cuando te enseñé a orar, y conocer del Dios que yo conozco, con la biblia  infantil que abuelito te  regaló.

Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?    cuando  fuiste por primera vez a la guardería  infantil, y luego a la escuela, los maestros, los primeros libros y manuales, las historias de animales;  el  uniforme, los primeros amigos,  los juegos de pelota y otras actividades;  cómo visitábamos la biblioteca, el Seaquarium, el parque zoológico  o  el parque de Disney;  y jugábamos bajo la lluvia o  con el agua de una manguera   en el patio.

Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?       las vacaciones y  los planes para realizar eventos;  las visitas al templo de Dios;  la primera comunión;  las actividades entre  otras familias y la nuestra;   las oraciones a la  hora de comer  y  de dormir.  Recuerdo las grabaciones que  hice,  desde el  latido  de tu corazón en mi vientre,  hasta las entrevistas ficticias, y  los  primeros balbuceos y monosílabos.

Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?   las ideas y fantasías; los papelitos que ponía en el baño para que te cepillaras los dientes o cómo  bañarte más rápido y mejor;  o tal vez,  aquella cortina de baño que tenía el mapa mundi.   Recuerdo aquellos manteles plásticos con constelaciones, geografía, tablas de multiplicar, y los estados del país.   O  aquellas notas donde te decía qué  hacer al llegar de la escuela, y  a las que  yo agregaba algo nuevo que  aprender para educarlos; y siempre las firmaba con dibujitos y corazoncitos.   Desde  mi oficina, les llamaba para saber que habían llegado a la casa, y  cómo les  fue el  día en la escuela.  Luego, en las tardes, mientras cocinaba, les ayudaba a hacer las tareas.

 Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?   Te acuerdas de los abuelos, Siiii, esos  abuelos que tanto te querían,  te cuidaron y te  complacieron;  la comida preferida que cocinaba la abuela, y el compartir, los juegos, los cortes de pelo, y las recogidas a la escuela,  hechos por  el abuelo;  las diversiones y las salidas con disfraces y caramelos,  junto  con  hermanos, primos  y  tíos; los baños en la piscina con toda la familia, y   cuando aprendiste a nadar;   las reuniones en tiempos de navidad o cualquier fecha importante,  y el abrir de los regalos con las muchas sorpresas de la abuela.

 Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?    las travesuras, chiquilladas y diabluras;   las caídas y los errores,  las primeras fueron del cuerpo con piruetas infantiles;  más tarde, vinieron  las  del alma, las del corazón roto por un amor  o una desilusión.... Recuerdo haber estado  allí  siempre para ti.

 Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?     mis estrellitas, premios y besos, en aquella hojita que pegamos en la puerta de tu cuarto al reconocer el cumplimiento de  tus   deberes ( tender tu cama, recoger o poner la mesa, sacar el bote de basura).  Yo recuerdo haberte dado  consejos, y cuánto  te molestaban mis regaños y  castigos.
   
Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?     mis propios errores;  nunca se está lo suficientemente  preparada  para  ser madre,  eso se aprende  a diario, aún estoy aprendiendo. Yo recuerdo cuando fallé, y lloré a solas,  por haber sido injusta contigo.  Se que no soy la mejor madre, pero tampoco he sido la  peor.   En muchas ocasiones fuiste mi mejor maestro, y no dudé  en pedirte disculpas,  si era  yo  la equivocada.

Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?     tus estudios y tus graduaciones, tus proyectos de ciencia, y la   elección  de  una carrera o  de una esposa; los preparativos  para  estos grandes  acontecimientos.  Recuerdo estar orgullosa muchas veces  de  tus decisiones, tus logros y  el alcance de   tus  metas.

Dime, Hijo, ¿Qué  recuerdas?     el  nacimiento de tus hijos; la emoción que  te embargó  al experimentar  ese   sentimiento  que fue  tan familiar para mí,  años atrás.   Yo vuelvo a vivir en los nietos, todas estas memorias, un ciclo, una cadena, un complemento de tanto amor, pero ahora le agrego mis experiencias y mi andar por la vida ...


Hoy, el cansancio me vence,   se  van apagando las fuerzas,  pero te sigo  amando igual o más que antes.  Un día ya  no estaré aquí,  pero te prometo  que mi amor siempre te acompañará. Podrás escuchar mis palabras en el viento, o  sentir el calor de mis  abrazos, al  tomar  el sol.  Desde el Cielo,  te bendeciré  y  velaré  por ti y los tuyos  ...

Pero, ahora ...  Dime, Hijo, ¿ Qué  es lo que tú  recuerdas?      Tu Madre.

6 comments:

  1. Bello. Se ve que tu hijos tienen cosas muy hermosas que recordar y una madre que escribe muy bien y con notas asi les recuerda todo eso que es en realidad lo mas importante, felicidades!.

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  2. Muy bello, querida amiga! escrito con el alma y firmado con la experiencia. Un texto memorable. Felicitaciones y gracias por compartirlo.
    Un gran abrazo.
    Jeniffer

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  3. Gracias a todos por sus comentarios...Bendiciones...Xio

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  4. El FORMATO de tu libro se parece un poco a mis cuadros: dificil de entender. El TEMA muy bueno y apropiado. En que forma vas estructurar la trama, si es que la tiene, es aun un mistario. Sera como REFLEXIONES? Bueno, sigue. Le hace falta mas trabjo, tu lo sabes. Vas bien. Yo no soy critica de literatura ni se nada. Pero a veces me gusta orientar con mi opinion de lectora. TQK

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