Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas?
de Xiomara J. Pages
Junio 30, 2012
Soñé anoche con mi padre (ya difunto). Yo baldeaba un portal, tiraba agua y restregaba con la escoba. Mi padre estaba allí, sentado en una
silla mirándome, cuando de pronto me
dijo,
-¿Por qué ya no nos recuerdan?... Por qué ya no hablan de nosotros ...?-
Sin dejar de mover la escoba, le respondí... -Siempre
me acuerdo y hablo de ustedes. Vivo con
todas sus enseñanzas. No sabes cuánto
los echo de menos, sobre todo en estos
tiempos tan difíciles. -
-Pero ya la
familia no es igual- ripostó mi padre.
-Es otra generación, papá, no es como las
nuestras, viven su vida, es mucho más duro ahora vivir, lo tienen todo
pero les cuesta vivir, hay poco tiempo.
No los culpes, deben poner prioridades, y los que vamos envejeciendo dejamos de ser lo más importante para ellos. Muchas
veces no tienen tiempo de escucharnos.- le
reclamé.
-No importa, dícelo a tus hijos, dícelo a
todos, escríbeles.- agregó.
- Y qué he de decirles, Papá ...? -
pregunté.
-Escríbeles,
pregúntales, '¿Dime, Hijo, qué recuerdas?'- finalizó.
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Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas?
Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas? Yo recuerdo
cuando naciste. Eras tan vulnerable y tu
piel tan suave, dependías de mí para
todo. Recuerdo el primer beso que te dí al salir del salón de operaciones, era como
besar el pétalo de una rosa. El llanto
por hambre, por estar mojadito, por querer dormirte y no poder. ¡Qué gran regalo fue ser tu madre! No importa si fuiste el primero, el segundo o
el tercero; si naciste enfermo y lo seguiste siendo, o si por el contrario, te convertiste en un hombre grande y fuerte, independiente. Por cada hijo, se siente orgullosa una madre, y da la vida por ellos.
Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas? aquellas nanas que te cantaba en el sillón que abuelita
me regaló, aprendidas en mi barrio, en
mi pueblo, y mi cultura; las canciones de cuna en varios idiomas, mientras te mecía, y que tanto te gustaron y calmaron; los abrazos y besos, cada día al despertar y al acostarte, arropadito, confiado en mis
cuidados, y en este mi amor, que fue y siempre será incondicional, no importan los sacrificios y
los desvelos.
Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas? los creyones
para colorear, los juegos de mesa, aquellas conversaciones en las que compartíamos aprendizaje,
números y letras, sentimientos y sueños;
los videos y películas, quejas, sugerencias y amor; cuando te enseñé a orar, y conocer del Dios
que yo conozco, con la biblia infantil
que abuelito te regaló.
Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas? cuando fuiste por primera vez a la guardería infantil, y luego a la escuela, los maestros, los
primeros libros y manuales, las historias de animales; el
uniforme, los primeros amigos,
los juegos de pelota y otras actividades; cómo visitábamos la biblioteca, el Seaquarium, el parque zoológico o el
parque de Disney; y jugábamos bajo la lluvia o con el agua de una manguera en el
patio.
Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas? las vacaciones y los planes para realizar eventos; las visitas al templo de Dios; la primera comunión; las actividades entre otras familias y la nuestra; las oraciones a la hora de comer y de dormir.
Recuerdo las grabaciones que hice, desde el latido de tu corazón en mi vientre, hasta las entrevistas ficticias, y los primeros balbuceos y monosílabos.
Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas? las ideas y fantasías;
los papelitos que ponía en el baño para que te cepillaras los dientes o cómo bañarte más rápido y mejor; o tal vez, aquella cortina de baño que tenía el mapa mundi. Recuerdo aquellos manteles plásticos con
constelaciones, geografía, tablas de multiplicar, y los estados del país. O aquellas notas donde te decía qué hacer al llegar de la escuela, y a las que yo agregaba algo nuevo que aprender para educarlos; y siempre las firmaba
con dibujitos y corazoncitos. Desde mi oficina, les llamaba para saber que habían
llegado a la casa, y cómo les fue el día en la escuela. Luego, en las tardes, mientras cocinaba, les
ayudaba a hacer las tareas.
Dime, Hijo, ¿Qué recuerdas? Te acuerdas de los abuelos, Siiii, esos abuelos que tanto te querían, te cuidaron y te complacieron;
la comida preferida que cocinaba la abuela, y el compartir, los juegos,
los cortes de pelo, y las recogidas a la escuela, hechos por el abuelo;
las diversiones y las salidas con disfraces y caramelos, junto con hermanos,
primos y tíos; los baños en la piscina con toda la
familia, y cuando aprendiste a nadar; las
reuniones en tiempos de navidad o cualquier fecha importante, y el abrir de los regalos con las muchas
sorpresas de la abuela.
Dime, Hijo, ¿Qué recuerdas? las travesuras, chiquilladas y diabluras; las caídas y los errores, las primeras fueron del cuerpo con piruetas
infantiles; más tarde, vinieron las del alma, las del corazón roto por un amor o una desilusión.... Recuerdo haber
estado allí siempre para ti.
Dime, Hijo, ¿Qué recuerdas? mis estrellitas, premios y besos, en aquella
hojita que pegamos en la puerta de tu cuarto al reconocer el cumplimiento de tus deberes ( tender tu cama, recoger o poner la
mesa, sacar el bote de basura). Yo
recuerdo haberte dado consejos, y cuánto
te molestaban mis regaños y castigos.
Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas? mis
propios errores; nunca se está lo
suficientemente preparada para ser madre, eso se aprende a diario, aún estoy aprendiendo. Yo recuerdo
cuando fallé, y lloré a solas, por haber
sido injusta contigo. Se que no soy la
mejor madre, pero tampoco he sido la peor. En muchas ocasiones fuiste mi mejor maestro,
y no dudé en pedirte disculpas, si era yo
la equivocada.
Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas? tus
estudios y tus graduaciones, tus proyectos de ciencia, y la elección
de
una carrera o de una esposa; los
preparativos para estos grandes
acontecimientos. Recuerdo estar
orgullosa muchas veces de tus decisiones, tus logros y el alcance de tus metas.
Dime,
Hijo, ¿Qué recuerdas? el nacimiento de tus hijos; la emoción que te embargó al experimentar ese sentimiento que fue
tan familiar para mí, años atrás. Yo vuelvo a vivir en los nietos, todas estas
memorias, un ciclo, una cadena, un complemento de tanto amor, pero ahora le
agrego mis experiencias y mi andar por la vida ...
Hoy, el cansancio me vence, se van apagando las fuerzas, pero te sigo amando igual o más que antes. Un día ya no estaré aquí, pero te prometo que mi amor siempre te acompañará. Podrás
escuchar mis palabras en el viento, o sentir
el calor de mis abrazos, al tomar el sol.
Desde el Cielo, te bendeciré y velaré
por ti y los tuyos ...
Pero, ahora ... Dime, Hijo, ¿ Qué es lo que tú recuerdas? Tu Madre.