SOBRE EL
HURACáN DORIAN
Xiomara J.
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Agosto 31,
2019
No soy
meteoróloga ni quiero serlo. Considero es una gran responsabilidad, y requiere mucho cuidado para no alarmar demasiado
a las personas, a la vez que no dejar de alertarlos de los peligros, para que
tengan tiempo de prepararse adecuadamente.
Sin embargo,
veo que hay muchos AMATEURS (aficionados)
en esto de las predicciones meteorólogas, y que más que ayudar y alertar, buscan el sensacionalismo o el
aumentar RATINGS en las estaciones de
televisión o radio para las que
trabajan, sin importarles cuanto daño pueden crear en un enfermo, un anciano, o
una madre soltera con hijos chicos.
En mi caso
particular, quedé muy traumatizada con el paso del Huracán Andrew, en Agosto 24, 1992 por Miami. Muchos no escucharon las advertencias en aquel
entonces, pues hacía mucho no venía un huracán fuerte por la Florida, y les
sorprendió tristemente ese gigante
destructor que se cobró muchas vidas y arrasó con el Sur de la Península , pero la gente no creyó que viniera con tanta
fuerza, y lo tomaron a carnaval. Siempre
escuchaba a Bryan Norcross y en él solo
me enfocaba para escuchar los boletines o partes de información, lo veía
centrado, conocedor del tema, y no hacía aspabientos.
La experiencia fue muy triste para todos, en
muchos casos trágica a la hora que llegó Andrew. La mayoría de los ciudadanos
quedamos aterrados y traumatizados.
Hoy en día,
confío en John Morales de la NBC,
pues lo considero mesurado y no
alarmante. Hay patrones americanos para seguir los huracanes y los hay
europeos. Es por eso que a veces bromean
con que todos los meteorólogos tienen un parecer, y ahí está el por qué yo sigo a
una persona que sea confiable. En estos
tiempos para mí, a John Morales de la NBC.
Nunca se puede
predecir con exactitud sobre huracanes, pues
éstos son fenómenos de la naturaleza y son impredecibles, pero al menos nos alertan para
prepararnos, no siendo así en el caso de terremotos o tornados.
Dorian, según expertos, se ha comportado de una manera poco
usual. A pesar de tanta lluvia, teníamos sequía y
mucho, mucho calor. Pero es una tormenta que se convirtió en un huracán, chico y con velocidad, y no llegó a
huracán gigante gracias al polvo del
Desierto de Sahara que aún permanece en el Atlántico sobre las islas del Caribe
desde Africa, y Dorian pasó
entre Puerto Rico y República Dominicana, hacia las Bahamas, pero ya luego, se ha
fortalecido a una Categoría 4.
Después de
atravesar esa franja del polvo del Sahara, iba hacia el Norte, pero era
posible que lo empujara hacia el Sur, una
Depresión (la # 6, que aún no es Huracán y no tiene nombre, sino número) que estaba
por el Norte del Atlántico, y temían entonces que fortalecido al bajar,
golpeara la orilla este de la
Florida, pero sin saber a ciencia cierta por dónde... ¿ Miami? ... ¿West Palm Beach? Jacksonville?... Había que
estar y seguimos al tanto sin bajar la guardia, siguiendo los boletines sobre el tiempo.
La depresión #
6 subió y ya no empujaría a Dorian hacia abajo, y por eso es que sube, y tal vez la zona afectada sea por Georgia o South Carolina, pero igual sentiremos vientos
más fuertes y lluvias e inundaciones en la Florida pues pasará paralelo a la
costa este de nuestro estado.
Para los que
somos creyentes, ORAMOS, no solo nos preparamos con nuestras casas, comidas, y
demás, sino espiritualmente. Oramos para que Dios tenga piedad de nosotros,
y no nos amenace una catástrofe destructora de la naturaleza, pero no solo pedimos porque proteja el área donde vivimos, sino pedimos por todos, para que proteja a
todos. Ese es el error de los No creyentes, que bromean y se ríen de que oramos por nosotros egoístamente, y
mandamos la tormenta a otra parte a otra
gente. No es así, nosotros pedimos que se aleje y se disuelva en
el mar, y no afecte a nadie ni a nada. Pero
la última palabra siempre la tiene Dios.
Y a El, le suplicamos y pedimos protección.
Pero repito, hoy la mayoría
(no generalizo) de la prensa y
los medios no solo se han vuelto mentirosos, difamatorios en muchos casos, sino sensacionalistas y alarmantes en un grado
superlativo. Los negocios avariciosos por vender y subir
precios, para explotar al necesitado que
quiere prepararse ante la calamidad natural.
Y la sociedad por otra parte, se ha vuelto egoísta, violenta, malcriada, que empuja y agrede verbalmente (y físicamente en más casos de los que quisiéramos) para obtener gasolina, agua, o demás
menesteres en los mercados. Empujan, gritan, insultan. No se
organizan. Por ejemplo, se debe hacer una línea pegada a la acerca mientras esperan
su turno para entrar a la gasolinera, pero no, invaden la calle por completo, y los choferes manejan con nerviosismo e impaciencia por
pasar adelante, entre los carros
imprudentes y mal estacionados en medio de la calle, produciendo accidentes. Van
corriendo sin mirar a los de
alrededor. Todos van a lo suyo, y
olvidan la cortesía y la caridad,
arriesgando su propia vida y la
de otros, antes que llegue el huracán.
Ya se les
olvidó (o no lo han vivido), cuando el paso de Andrew en el Sur de la
Florida, que la
comunidad quedó sin nada, destrozada, llorando,
sin electricidad, sin nada apenas
para comer, ni siquiera agua o hielo, por
días, sollozando porque parecía que nos habían aplanado las pisadas de un monstruo gigantesco,
pero nos ayudamos unos a otros, muchos durmiendo
a la intemperie, sin un techo, sin hogares, sin pertenencias, a merced de algunos pícaros bribones
como siempre, degenerados oportunistas, que venían a robar, y había que custodiarlos
a todos, y en ocasiones muy tristes, habiendo perdido seres queridos y mascotas.
Si, admito
que me asustan los huracanes, pero no dejo de interesarme y orar por todos, y agradezco a los que tanto se preocupan por mí y por mi
hijita enferma postrada. Se ofrecen a ayudarnos, sin que yo los llame (a pesar que otros que deberían preocuparse, llamar y venir, y no lo hacen)
a poner mis "shutters" o persianas para huracanes en casa (como se
ofreció el suegro de mi hijo menor), o a ayudarme a recoger sillas y mesas y cosas de
la terraza y el jardín y ponerlos en la casita del patio (como lo hizo el esposo de una de las
asistentes de mi hija Sandra). Las
enfermeras, asistentes o HHA's, trabajadoras
sociales, su Doctor, etc. todas al tanto para ingresarla en el hospital si hubiese sido necesario y se mantenían al
tanto de los boletines, y en contacto conmigo, ya que Sandra depende de la electricidad con
toda su condición respiratoria con traqueotomía y oxígeno 24/7.
También agradezco
al personal de las agencias todas que proveen personas de cuidado, y a las
de otras agencias y negocios y sus choferes ó carreros
que traen los suministros de incontinencia y respiratoria, y medicinas de las farmacias para que no le falte nada que ella necesite.
Agradezco a
la familia que llama y se preocupa, y se
ofrece (hermanos, hijos, nueras, sobrinos), a los
vecinos y amigos, que muestran su disponibilidad si
fuera necesario, y lo hacen en persona,
por teléfono, y hasta por las redes
sociales, nos calman y dan aliento y paz.
Y es que una
de las prioridades de un cristiano de fe, aún en tiempos de desolación y miedo, sea cual
sea la situación, es no perder la perspectiva.
No solo pensar en sí mismo, sino
en su prójimo también, y agradecerle a todos tanta generosidad y dádiva.
Los huracanes
como ven, nos hacen reflexionar, porque como dice la Biblia, el que cree en
Dios, de todo aprende, y todo le sirve para
ser mejor. Somos con El, más que vencedores.
''Y sabemos que
a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados. '' (Romanos 8: 28).
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